En el marco de la Conferencia de las Partes (COP16) que se lleva a cabo en Cali, se realizó un encuentro significativo que destacó el papel fundamental de las mujeres en la soberanía alimentaria y la protección de la biodiversidad. Este evento reunió a representantes de asociaciones y entidades que colaboran con la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) en Cuba y en Colombia en el marco de proyectos impulsados por el sistema de la cooperación italiana en ambos países.
Organizado por el Programa de Desarrollo Rural con Enfoque Territorial (DRET II) de la Unión Europea en Colombia, AICS Bogotá – sede Sudamérica, la FAO y Parques Nacionales Naturales de Colombia, con la colaboración de AICS La Habana, el intercambio enriquecedor tuvo como protagonistas, mujeres de Colombia y Cuba, quienes compartieron sus experiencias y conocimientos en la lucha por un futuro más sostenible.
Participaron Francisca Santos – lideresa, maestra en cerámica y cantora de la comunidad ticuna de San Martin de Amacayacu, Mayra Alejandra Quintero – lideresa comunidad wayuu, representante de ASODEPAG y maestra artesana, que participan en iniciativas de cooperación con AICS Bogotà, e Idalmis Acosta Morejón, directora de desarrollo del Instituto de Investigaciones Agro-Forestales INAF, contraparte nacional de AICS La Habana.
Las historias compartidas durante el encuentro reflejan el impacto transformador que tienen las mujeres en la agricultura y la conservación del medio ambiente. Desde las indígenas colombianas que preservan semillas nativas y promueven prácticas de agricultura orgánica, hasta las mujeres cubanas que han implementado métodos agroecológicos para fortalecer sus comunidades, cada relato es un testimonio del compromiso y la innovación femenina.
En Colombia, las mujeres lideran iniciativas que no solo garantizan la alimentación de sus familias, sino que también contribuyen a la protección de los ecosistemas locales. Su labor va más allá de lo agrícola; se trata de un esfuerzo por mantener vivas tradiciones ancestrales y promover una relación sostenible con la tierra.
“Los saberes son esenciales. Nací en el campo y desde muy pequeña he aprendido a valorar la tierra, un compromiso que llevo en el corazón. Nosotras, las mujeres wayuu, desempeñamos un papel fundamental en la construcción de la paz con la naturaleza. Somos guardianas de nuestras tradiciones y tenemos la responsabilidad de transmitir a nuestros hijos los conocimientos ancestrales y el cuidado del medio ambiente. De esta manera, aseguramos que nuestra cultura perdure”.
Por su parte, en Cuba, los proyectos de cooperación han fortalecido las estrategias de género en el ámbito rural, impulsados por diversas instituciones cubanas. Estas iniciativas buscan empoderar a las mujeres, reconociendo su papel esencial en el desarrollo sostenible y en la seguridad alimentaria del país.
“Como instituto, hemos colocado la ciencia y el conocimiento al servicio de las comunidades. Cada semilla que se siembra, cada parcela que se labra y cada fruto que se cosecha llevan consigo el esfuerzo y la dedicación de las mujeres. Gracias a nuestra sinergia con la agencia y a una sólida voluntad política, trabajamos para acercarnos a los entornos rurales y desarrollar una estrategia que visibilice el papel crucial de las mujeres como guardianas de la biodiversidad y como pilares de la producción que contribuye a la economía familiar”, explicó en su intervención la directora de desarrollo del INAF.
El encuentro concluyó con un mensaje claro: la soberanía alimentaria no es solo un derecho individual, sino una responsabilidad compartida entre todos los actores.
“El cambio climático es una realidad que está transformando nuestro planeta, y lo que viene va a ser aún peor. Por eso, les digo a las personas ricas en el mundo: es fundamental que comiencen a sembrar plantas y a cuidar nuestro entorno. Como mujeres, enseñamos a nuestros hijos la importancia de proteger los ríos y la tierra, porque todos dependemos de ella. Sin la madre tierra, no podemos ser felices”, resaltó Francisca, indígena Ticuna.
Las mujeres, al frente de estas luchas, demuestran que su participación es clave para construir un futuro más justo y sostenible para todos.