Cultivar Conciencia: agricultura y comunicación para sensibilizar sobre la soberanía alimentaria en Cuba

La comunicación está en el centro de la colaboración de los actores de las iniciativas, como en el caso del sector Agricultura Sostenible, que logró articular junto con el Ministerio de Agricultura cubano una campaña de comunicación y sensibilización sobre temas de sostenibilidad en la agricultura. Cultivar ConCiencia es la plataforma oficial de comunicación de la Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria del MINAG. La campaña tiene como objetivo difundir las buenas prácticas agrícolas, dar visibilidad a la aplicación científica en la producción agroalimentaria, promover el consumo responsable y sostenible, así como destacar las iniciativas de la AICS en Cuba en el ámbito de la agricultura.

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La campaña propició la producción de 48 programas de televisión durante 2023, emitidos a través de canales nacionales de televisión y numerosos productos de comunicación difundidos a través de las redes sociales del proyecto Cultivar ConCiencia y de AICS La Habana. Cabe destacar el éxito alcanzado en la red: durante el año se adquirieron 883.000 seguidores en Facebook y 5.500 en Instagram. El objetivo es dar a conocer las buenas prácticas existentes, dar visibilidad a la aplicación científica en la producción agroalimentaria, promover el consumo responsable y la sostenibilidad, así como dar voz a los diferentes actores implicados en la cadena productiva y en particular a los protagonistas de los proyectos financiados por la sede.

                                                                                                         
Lee la entrevista al equipo de Cultivar ConCiencia para saber más sobre esta experiencia. 

Agricultura y Comunicación: entrevista a Cultivar Conciencia sobre su compromiso con la Ley SSAN y las iniciativas de AICS

Las sinergias son fundamentales no solo en el desarrollo y la implementación de las iniciativas de cooperación, sino sobre todo en la fase de concepción y diseño, cuando los proyectos son sueños y esperanzas de cambio. Para la Sede de La Habana, el 2023 fue el año de la consolidación de una importante colaboración que abarcó no solo iniciativas sino todo un sector, el de la Agricultura Sostenible, intersecándolo con el área de la comunicación.
Se trata de la fructífera colaboración entre AICS La Habana y el Ministerio de Agricultura cubano que ha dado vida a «Cultivar ConCiencia», una compleja y articulada campaña de comunicación y sensibilización sobre temas de sostenibilidad, el cuidado del medio ambiente y la innovación agrícola para aplicar la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional de 2022 (Ley SSAN).

Entrevistamos a Krystel Aspillaga Rojo, periodista del equipo de Cultivar ConCiencia.

  1. Qué es Cultivar Conciencia? ¿Cómo nació la idea? ¿Hay algunas anécdotas que pueden compartir sobre las primeras actividades del equipo?

Encaminados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 y durante el Decenio de Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas, producir alimentos bajo la dimensión de una sola salud y en medio de crisis económicas y ambientales a nivel global, se convierte en uno de los mayores retos del siglo XXI.
En Cuba no solo producirlos, sino que lleguen con la calidad adecuada a consumidores es una de las mayores prioridades hoy. Pero más allá de la primicia, educar a las poblaciones sobre la alimentación sana y el aprovechamiento de recursos en este ámbito, resulta fundamental. Incluso, obtener por parte de los públicos, el reconocimiento al valor del trabajo para la soberanía alimentaria.
El contexto actual señala que la producción doméstica de alimentos resulta todavía insuficiente y constituye una meta para mejorar el acceso. Tras una década de transformaciones en el sector agropecuario los resultados alcanzados distan de los necesarios para satisfacer las demandas de la población.
En este escenario, el Gobierno ha planteado que la seguridad alimentaria y la nutrición siguen siendo una prioridad. Según la Constitución aprobada en 2019 y la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional de 2022, el Estado reconoce el derecho de las personas a la alimentación y a la seguridad alimentaria. Sin embargo, la baja productividad agrícola y las elevadas pérdidas postcosecha siguen siendo puntales clave para lograr este objetivo. Existen reservas importantes para alcanzarlo, lo mismo desde la producción nacional que desde la organización de los mercados de alimentos.
Pero, no basta solo con incrementar la producción y la fuerza de trabajo en el campo, también se hace necesario comunicar las historias de vida en los territorios, las buenas prácticas, los adelantos científicos-tecnológicos, dirigidos a los sistemas alimentarios.
Conectar, mediante la comunicación, diferentes actores de la sociedad en pos del desarrollo local. Manejar distintos enfoques: de género, agroecológicos, de resiliencia y adaptación a los fenómenos climáticos contemporáneos. Todas las estrategias de comunicación previstas en este sentido, ayudarían a fortalecer las vocaciones de los más pequeños y jóvenes hacia el trabajo de la producción sostenible de alimentos, desde sus más diversas aristas; y del mismo modo, contribuirían a una educación alimentaria que provea el consumo de alimentos más saludables, inocuos, adecuados y de calidad en los espacios locales, de manera que la nutrición sea mejor desde las primeras etapas.

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Desde el punto de vista de la comunicación, existe un escaso proceso divulgativo orientado a conflictos medioambientales, de producción y nutricionales – específicamente en el sector agropecuario -, y las soluciones que aparecen desde la ciencia, la tecnología y el propio entorno.
Aparecen brechas en los análisis comunicativos, cuando hablamos de fomentar en los públicos una relación directa entre la producción de alimentos y los programas educativos, culturales, enfoques amigables, de economía circular y de resiliencia en el contexto cubano.
Se necesitan entonces, productos y acciones de comunicación atractivos, desde los diferentes lenguajes, incluida la perspectiva transmedia (medios tradicionales -prensa plana, radio, televisión; plataformas digitales: redes sociales, sitios webs, aplicaciones móviles, series, recursos promocionales, aplicaciones móviles, libros, juegos didácticos, series, etc).
Teniendo en cuenta todo esto, nace Cultivar conCiencia, un proyecto que busca alianzas con las poblaciones para establecer conexión entre sectores de la educación, la ciencia, la cultura y la agricultura. De esta manera, transmitir e implementar prácticas sostenibles en el campo, respetando los ecosistemas y promoviendo la resiliencia en los diversos escenarios, ante los efectos del Cambio Climático.
En primera instancia, el Ministerio de Agricultura acogió muy bien la idea y algunos de sus grupos empresariales apoyaron el proceso, con varios capítulos de diferentes temas. Luego, los proyectos CubaFruta, Hab.Ama, Cuba Resiliencia y MásCafé, pertenecientes a instituciones científicas del propio ministerio y gracias al financiamiento e implementación de la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo, han apoyado la ejecución de Cultivar ConCiencia, de modo más amplio y extendido, por su relevancia como plataforma comunicacional de la Ley de Soberanía Alimentaria.

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Cuba es un país que cuenta con muy bajos recursos económicos, entonces nuestro proyecto intenta visibilizar a la gente, que a pesar de todos los conflictos sociales, trabaja la tierra para contribuir a una alimentación sana, en armonía con la naturaleza. Nuestra idea es incrementar incluso las acciones participativas que contribuyan a la educación ambiental con niños, jóvenes y adultos; así como servir de puente en la comunicación para mostrar problemáticas, desafíos y modos de solución.
Alguien dijo una vez que me iba a enamorar de la Agricultura., que era hermosa, y así ha sido gracias a Cultivar ConCiencia. Se convirtió en nuestro día a día, el tiempo entre montañas, ríos, carreteras, zonas intrincadas, camiones, tractores, comidas campestres, laboratorios, ganado y cultivos. Hemos conocido a gente maravillosa que, aun en los momentos actuales, dicen mantenerse en el trabajo de la tierra hasta la muerte; y eso nos ha llenado de mayor compromiso. Tenemos grandes amigos debido a las labores de grabación en varias provincias de Cuba, casas de campesinas y campesinos a donde podemos llegar y compartir con ellos largas horas.

2. ¿Cuáles son las dificultades del periodismo científico en general y cuáles son las dificultades en Cuba?

Las dificultades del periodismo científico son las de cualquier tipo de especialidad dentro de la profesión porque en sentido general, el periodismo necesita de mucho estudio, de largas horas de lectura, contrastes de información y de fuentes, diálogo con expertos, ideas colegiadas en grupos, para luego entonces, desarrollarlo.
En el caso de los contenidos de esta especialidad es imprescindible que las ideas transmitidas mantengan el necesario rigor científico, de forma que el espectador acceda a un conocimiento certero de la realidad. Aunque resulta útil que el periodista emplee algunas técnicas que ayudan a que el enunciado sea interesante, verosímil y comprensible.
Dentro de las dificultades está la de lograr abordar los temas del modo más atractivo posible, para que contenidos que a menudo suelen pasar por densos o ser menos consumidos por los receptores o usuarios, debido a las especificidades que encierra, llamen la atención de nuevos espectadores. De ahí que contar asuntos provenientes de la investigación exhaustiva y hacerlos con estándares altos de calidad y con capacidades para provocar una constante retroalimentación del público, es un desafío permanente desde el periodismo.

Para ello se necesita no solo del estudio cotidiano, de la escritura y de conocer bien los intereses de los públicos; sino de recursos desde los diferentes lenguajes de medios: buen guion, buenos planos sonoros, buena fotografía, una amena gestión de redes sociales, entre otros aspectos, que a veces se convierten en una dificultad debido a las limitantes económicas.
Pero, al mismo tiempo y de suma importancia, resulta imprescindible mantener un capital humano capaz de desarrollar esta especialidad con inteligencia, rigor y audacia, con deseos de mejorar constantemente los productos para mostrar obras de calidad. Esto constituye un desafío en mayúsculas, no solo por cuestiones relacionadas a pagos-salarios dignos, sino porque se necesita una formación permanente de nuevas generaciones que asuman el periodismo científico. Son pocos, no solo en Cuba –también en el mundo-, los periodistas dedicados a contar la ciencia y los fenómenos medioambientales, además de los escasos medios exclusivos a estos temas. Por tanto, he aquí otra compleja dificultad.
Otro reto importante, es fomentar mayor diálogo entre científicos y periodistas, donde se logren desarrollar códigos comunicativos esenciales entre ambas carreras, en aras de que los mensajes lleguen de manera más comprensible a los diferentes públicos, y nos despojemos de ciertos tecnicismos o patrones arcaicos de comunicación.

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Aunque las realidades del mundo demandan cada vez más, de explicaciones y resultados basados en el conocimiento y la investigación. La ciencia y el medio ambiente no son prioritarios en las agendas informativas, como lo son la política, la economía y el deporte; por tanto, posicionarse como periodista que trata estos temas en un medio de prensa prestigioso, es casi que una lucha agotadora, que solo se logra -en parte- con persistencia y contenidos interesantes, en analogía con los procesos que vivimos.
Como me expresara en una ocasión durante una entrevista, el destacado científico cubano, DrC. Agustín Laje Dávila, merecedor de la más alta condecoración en el sector -la Orden Carlos J. Finlay y Doctor Honoris Causa de la Universidad de La Habana-, “muchos errores pudieran evitarse si las herramientas de la ciencia se aplicaran a los procesos sociales, con mayor intensidad. Observar, analizar, verificar datos, comprobar y cuestionar una y otra vez, más allá de métodos científicos, conformarían un estilo de vida en busca de mejores soluciones, sobre todo cuando hablamos de espacios interconectados”.
Uno de los elementos esenciales del desarrollo científico es el nivel de conexiones de la ciencia con otras tareas de la sociedad. Por ejemplo, hay quienes piensan que cuando vas a evaluar el desarrollo científico, lo importante es cantidad de científicos, cantidad de publicaciones, etc. Eso es importante, porque marca el volumen de la actividad científica. Pero en el mundo actual, tan importante como el volumen de la actividad científica, son las conexiones de la actividad científica, o sea, hasta qué punto esas actividades están conectadas con la economía, la educación y otros sectores. Y por esto, la comunicación de la ciencia y del periodismo científico debería adquirir mucho mayor posicionamiento y valor.

3. ¿En qué manera los proyectos de AICS han suportado el equipo? 

Los proyectos CubaFruta, Hab.Ama, MásCafé, Cuba Resiliencia han sido fundamentales para el desarrollo de nuestros procesos, no solo desde el punto de vista financiero; sino en conexiones establecidas para llegar a los territorios de intervención a descubrir y narrar las historias, desde el audiovisual. Gracias a la comunicación constante con AICS y con especialistas que tributan a las entidades de estos proyectos, hemos podido conocer y visibilizar a campesinos, a territorios beneficiados por los proyectos, también sobre nuevos recursos tecnológicos y procesos científicos, en función de las necesidades de esos productores. Se han logrado acciones comunicativas de participación importantes por el diálogo entre Cultivar Conciencia y cada uno de estos proyectos.