El proyecto IPEPAC, desarrollado por Ministerio de la Industria Alimentaria (MINAL), el Grupo Empresarial de la Industria Agroalimentaria, en colaboración con el Departamento de Ciencias y Tecnologías Agrarias, Alimentarias, Ambientales y Forestales de la Universidad de Florencia(DAGRI), y el financiamiento de la Cooperación italiana está implementando un interesante proyecto piloto para la acuicultura cubana.
En Cuba, la acuicultura tiene un enorme potencial para contribuir a la seguridad alimentaria. Sin embargo, uno de los mayores desafíos ha sido la falta de materias primas locales para la alimentación de peces. El proyecto IPEPAC ha intentado dar soluciones mediante una tecnología innovadora que transforma los residuos pesqueros en piensos de alta calidad para los peces, lo que contribuye a la salud acuícola y al respeto del medio ambiente.
El proyecto ha desarrollado una tecnología de ensilado de residuos pesqueros, un proceso que convierte los desechos de pescado en un pienso semihúmedo de alta calidad. Estos subproductos, que antes se desperdiciaban o contaminaban el entorno, se procesan localmente en Sancti Spíritus gracias al esfuerzo de la empresa PESCAPIR, para producir piensos ricos en proteínas para la acuicultura. Esta tecnología también incorpora productos agrícolas como yuca, maíz y arroz, lo que crea un pienso balanceado y nutritivo para los peces.
Armando Guerra Borrás, director del proyecto, explicó: «La clave está en crear una red local de recursos que permita a la acuicultura cubana ser autosuficiente. Transformar subproductos del proceso industrial de alimentos en piensos que no solo reduce el impacto ambiental, sino que también asegura la no dependencia de materias primas importadas.
Economía Circular y Sostenibilidad
IPEPAC promueve la economía circular, utilizando subproductos de diversas industrias (pesquera, agrícola, cárnica) para la producción de piensos. Esto reduce la dependencia de ingredientes importados, lo que es crucial en el contexto cubano de escasez de recursos y embargo económico. Este modelo no solo mejora la autosuficiencia alimentaria, sino que también disminuye la competencia entre la alimentación humana y animal.
«Estamos trabajando para asegurar que la demanda de la acuicultura cubana sea cubierta con recursos internos, sin depender de importaciones costosas», afirmó Armando Guerra.
El proyecto ha producido más de 550 toneladas de ensilado y 50,5 toneladas de pienso paletizado, lo que demuestra la viabilidad de esta tecnología a escala industrial. Sin embargo, el volumen actual aún no cubre toda la demanda de la acuicultura en Cuba. Se espera que, con la expansión de la planta y la mejora de la tecnología de producción, los volúmenes aumenten significativamente.
La creación de la microempresa AgroInPesc con dos plantas, una para producir ensilado y la segunda para producir pienso en Sancti Spíritus en el marco del proyecto, ha generado 19 nuevos empleos directos, contribuyendo al desarrollo económico local. Además, la transformación de los residuos industriales en productos de valor agregado ha mejorado las condiciones laborales en la industria pesquera y ha reducido la contaminación ambiental, mejorando la seguridad alimentaria de la población mediante una mayor oferta de pescado local.
Desafíos y Soluciones Implementadas
El proyecto enfrentó varios desafíos, incluidos los efectos de la pandemia de COVID-19, que retrasaron la importación de tecnología. No obstante, en menos de 8 meses se logró importar casi el 100% del equipo necesario. También se resolvieron problemas técnicos, como la instalación de sistemas de transporte de residuos más eficientes, lo que ha reducido significativamente la contaminación por derrames de líquidos.
Giuliana Parisi, docente DAGRI y coordinadora del proyecto, ha comentado: «El objetivo ha sido aumentar la disponibilidad de pescado en Cuba, que sin duda tiene posibilidades en ese sentido, y en el futuro en el país podría encontrar un amplio espacio también la acuicultura de agua salada, hasta ahora bastante contenida desde el punto de vista del desarrollo. Un agradecimiento especial a AICS, fundamental no solo por haber apoyado económicamente el proyecto IPEPAC, sino también por representar un puente constante con los socios cubanos».
Expansión y Futuro del Proyecto
El modelo de IPEPAC tiene un enorme potencial de replicabilidad en otras provincias cubanas. La idea es expandir los puntos de recolección y procesamiento de subproductos pesqueros y agrícolas, adaptándolos a las condiciones locales. Además, se planea mejorar la tecnología de secado, implementando secadores solares para reducir el consumo de combustibles fósiles y hacer el proceso aún más sostenible.
El éxito de IPEPAC demuestra la importancia de la cooperación internacional y la transferencia de conocimientos. Para futuros proyectos de este tipo, es crucial mantener un enfoque colaborativo que incluya el acompañamiento técnico continuo y la capacitación local. Este modelo no solo mejora la autosuficiencia alimentaria de Cuba, sino que también promueve una acuicultura más sostenible, eficiente y respetuosa con el medio ambiente.
“El proyecto IPEPAC está liderando una transformación positiva en la acuicultura cubana, cerrando el ciclo de producción mediante la valorización de subproductos pesqueros y agrícolas. Existen pocos precedentes de este tipo y sin duda la diferencia principal con otras experiencias de cooperación de este tipo es su extensión a nivel industrial a gran escala. Este enfoque sostenible tiene el potencial de convertirse en un modelo para otras regiones del país”, ha declarado el director de la AICS en Cuba, Antonio Festa.
Los socios de la iniciativa presentaran los resultados y los impactos el próximo 28 de octubre en Sancti Spíritus.


































































